Translate

miércoles, abril 30, 2008

De tu ausencia o como sobrevivir Concepción sin ti (Parte 2)

22 y contando...
La sobrevivencia ha sido realmente extrema, me he sentido al borde del abismo varias veces pero he logrado reponerme. Sin embargo, el alivio es tan sólo pasajero, la ciudad sigue evocando mil ideas, olores e imágenes en mi cabeza. Me veo llegando a tu casa y oyendo a la Almendra ladrar mientras baja desde tu pieza, siento el frío profundo de tu casa y el olor a parafina, huelo ese cubrecama con olor a perro, humedad y a ti, donde nos sumergimos al fondo del mar tantas veces, para sólo ascender a comer algo rico que tu mamá preparara.

No, yo te amo, te amo en cada cuadra y calle de esta ciudad, y en las miles que recorrimos juntos, te amo con tal intensidad que creo que la vida se me irá en amarte. No logro concebir la vida sin ti.
Y casi como un aviso la ciudad se ha nublado hoy, miro por la ventana y ya no puedo ver la otra orilla del rio, entonces siento que es como si te escondieras, como si una densa nube tapara tu rostro y trajera la noche. Me agita el pecho no verte, no sabes cuanto te extraño y de pronto una señal, tu al teléfono, para decirme ¿que? algo que mi confusa cabeza no logra entender. Si me respondes o no? Has lo que quieras y sientas, que de mi hace ya un buen rato que dejaste de preocuparte. Temes responder una pregunta simple, y vuelvo a no entender o a no creer. Jamás te amarán como yo lo hago.
¿Como es posibles que deseches este amor? ¿Donde me quedé en tu corazón?
A veces creo que la palabra amor te queda grande
Lloro una vez más, y las lágrimas parecen no agotarse en este cuerpo marchito. Correría a buscarte, correría y te tomaría de las piernas para que no te escaparas, me arrodillaría y suplicaría frente a ti a por tu amor, lloraría y te repetiría mil veces mas te amo. Haría lo que fuera por tenerte a mi lado, porque volvieras a tomar mi mano, por volver a ser tu mujer.
Y es que, yo no he soltado tu amor y aún sigo extendiendo mi brazo para alcanzar tu mano, mi brazo sigue firme, sin vergüenza o dignidad, añorando tu mano, soñando con tu amor.
Ya no me queda fuerza, la ciudad brilla luminosa al otro lado y yo descubro una vez más tu rostro, ese rostro de ti hacia mi. Lo miro y vuelvo a la letanía "te amo" te digo, tu rostro calla, pero arroja una lagrima.
Yo no se si tu me lloras pero se que tu corazón me extraña. Concepción también nos extraña, por eso me pide que me marche y que vuelva contigo, pero nunca más sola. Y yo en 21 horas más responderé a su pedido.

martes, abril 29, 2008

De tu ausencia o como sobrevivir Concepción sin ti (Parte 1)

Siempre ha sido difícil venir a Concepción, la angustia me apreta el pecho y hasta antes de poner un pie fuera de la casa aún estoy preguntándome ¿no será mejor que me quede? Me cuesta volver a este terruño, extrañas circunstancias hacen que el temor me embargue cada vez que emprendo rumbo en esta dirección, sin embargo aquel miedo, una vez aquí desaparece y me parece un tremendo absurdo aquel temor previo, pero aun así y sin embargo mi recapacitación una vez en tierras penquistas, el ciclo sigue repitiéndose una y otra vez en cada viaje que me trae hasta aquí.

Ayer, afortunadamente no tuve posibilidad de escapar y la presencia del Negro me obligó a hacerme la valiente y poner mis dos patitas y humanidad sobre un siempre querido pero vilipendiado Eme Bus. Cuando aún esperaba en el andén revisé los boletos y recién ahí caí en cuenta de mi autómata compra y recordé el asiento 32, Una pena extraña me embargo. Durante el viaje, no fui capaz de hablar mucho, mi pecho estaba apretado y mis palabras cohibidas, pero una vez que iniciamos el descenso desde el peaje, descubría porque hacia mas de 3 meses que no quería volver a esta ciudad. Fue cuestión de segundos en que mi garganta se apretó y sentí ese incontrolable nudo que cristaliza tus ojos, e inclina el rictus de tu boca. Mil imágenes se vinieron a mi cabeza, miré al Negro y entre pucheros le dije "no quiero llegar" "Pero negrita como no vamos a llegar si ya estamos aquí!" "No quiero llegar al terminal" refuté y me largue a llorar. Y recordé esas mañanas heladas en las que madrugabas feliz contar de ir a buscarme, y a mi se me apretaba el estómago de sólo ver tu auto al doblar al ingreso del terminal, esos abrazos eternos al encontrarnos y esos abrazos ansiosos al despedirnos, te vi junto a mi viejo agitando las manos desde el andén y después tirándome besos desde la calle. Y yo siempre sentada en el asiento 32 igual que ayer, sólo que ayer no estabas tú.

El camino ha casa se hizo eterno, por salud no mire al pasar por carrera, pero si mire y recordé la esquina (Carrera/Lincoyán) en que te esperé ansiosa para nuestra primera cita. Luego se vino el puente, el rio, la entrada de mi casa, mi pieza o lo que aún queda de mi en ella, y ya como es costumbre, tan sólo al cruzar el umbral de la puerta, lloré otra vez. Me vi escuchando el ruido de un motor y el sonido de una alarma o la bocina de caballo para brincar y asomarme por la ventana de triángulos para asegurarme que eras tu, para luego correr veloz escaleras abajo a abrir la puerta sin que siquiera hubieras tocado el timbre.
¿Se puede amar así otra vez? ¿Con esa misma intensidad?

Llevo tan solo 15 horas en Concepción de ellas he dormido 8 y las otras 7 las he pasado básicamente pensando en ti, en tu casa, tus amigos, nuestros encuentros, nuestros callaos después de almuerzo, uff tantas cosas. Sin duda sobrevivirte las próximas 52 horas que aún me restan por acá serán difíciles pero me he apertrechado bien y evitaré zonas peligrosas de alto potencial nostálgico.
Como una forma de castigo he enviado las lluvias a Santiago y aquí brilla un día soleado, tibio y húmedo típico de las orillas del Bio Bio.

Sentada junto a la ventana de mi cuartito de infancia veo el rio luminoso y pleno, mientras el sol calienta mis manos que escriben ansiosamente en el computador. La vista es única e incomparable, tan penquista que emociona. El valle central con sus grandes pastizales y su tecnología de punta jamás tendrá la capacidad de emocionar y evocar como estos parajes.

Resulta paradójico pensar que los dos abandonamos esta ciudad con una sola certeza, no volver a ella. Sin embargo gran parte del guión de nuestro amor, ese que no alcanzamos a terminar ni contar a nuestros hijos, ese que habría sido un gran best seller, que nos habría dado, oscares, palmas y globos de oro, y entregado el mejor regalo que soñamos: una familia, fue escrito aquí, a orillas del Bio Bio, pero para ser vivido lejos de él.

Ya verás como también te costará sobrevivir esta ciudad sin mi y volverás a extrañarme.

TE AMO

PD: Manda mantas que el frío sin ti cala los huesos.

sábado, abril 05, 2008

Para no creer más en la poesía

En un abrir y cerrar de ojos, aquello que fue mío por mucho tiempo, ya no lo era. Mi limitada capacidad cognitiva por mas que lo intenta no logra, ni comprenderlo, ni asimilarlo. Azoto mi cabeza contra la pared, como queriendo generar un surco por donde aquella infalible verdad ingrese, y se instale en mi porfiado entendimiento. Finalmente, a regañadientes, entra. Busca con poco afán un espacio donde ubicarse, Se acomoda, mira a su alrededor, reconoce algunas caras, pero percibe en sus actitudes algo extraño, como si no quisiesen mirarlo a la cara, evitándolo, a todas luces, ignorándolo. Cuando consigue superar la indiferencia que le rodea, comienza la dolorosa travesía ¿tuyo, mío, nuestro?, ¿de quien? Incluso yo ¿a quien pertenezco? Recuerda haber escuchado miles de veces ¿Quién es tu hombre?, ¿Dónde está mi mujer? Y vuelve a preguntarse ¿tuyo, mío, nuestro?
¿En que momento ese algo fue tuyo o mío? ¿En que momento entregaste tu esencia a un otro y creíste poseer la de él?, ¿Cómo pudo existir propiedad sobre algo tan intangible? ¿Cómo pudiste creer que eso último que tenemos, eso único que finalmente nos pertenece, eso que jamás nos dejará u olvidará: nosotros mismos, podía ser cedido, entregado, regalado, incluso envuelto en un hermoso papel, aunque a ello lo acompañaran la mas verdadera de las intenciones? Nadie puede regalarse, nadie puede por mas que su ser se lo pida, entregarse a si mismo, entregar lo único que tendrá por siempre, puede creer que lo hace…¡Pero no! No es posible, no es posible aplacar tu luz para iluminar la de otro, entregar tu esencia, porque no existe el vacío en el ser, porque sin esa luz ya no serás nada, nada más que un cuerpo bello pero vacío.
Creí tenerlo, creí cederlo, pero hoy, embarrada en el dolor, descubro al menos este pequeño consuelo. No fuiste mío, no fui tuya, jamás serás de nadie…