Después de tanto dolor, jamás creímos que algo podría sanar las heridas, pero tu fuiste la razón para levantarnos. La razón para comprender una vez más "que vivir es duro y se es feliz apenas" y que hoy ese apenas eres tú. Entonces, olvidamos los escombros, nos sacudimos el polvo, perdonamos el abandono y guardamos el pasado donde pertenece, tras nosotros.
Y así, ya limpios y de pie nos entregamos a la dulce y ansiosa espera de tu llegada.
Llegas a ensanchar nuestros corazones, a demostrar nuevamente que no existe límite para amar.
Llegas a decirnos que vivir siempre es bueno (y mira quien te lo dice)
Tú tía Daniela
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